Llega un momento en la vida de una mujer en que tiene lugar
un cambio hormonal. Te das cuenta de
ello cuando dejas de idolatrar a Légolas,
elfo oxigenado al que hasta el momento habías considerado ideal de belleza
absoluto, y empiezas a ver con otros ojos a ese hombretón que es Aragorn, máximo exponente del look churretoso.
Con esto quiero decir que tras este cambio hormonal, cuando ves a Aragorn —cámara lenta pelo grasiento al viento [1] [consejo: no os molestéis en buscar la nota al pie ahora, ya tendréis tiempo cuando lleguéis al final de la entrada]— empiezas a mojar las enaguas con tus efluvios del querer (expresión delicada donde las haya que leí hace poco en una web cargada de sabiduría como es Visto en FB).
Y es que, como bien dice la Beata Beatrix, “luego ya
cuando chorreas hormonas te gustan Aragorn, Boromir, Faramir y cualquier hijo
de Gondor que se ponga por delante”.
Sirva esto de prólogo para abordar el tema que os traigo hoy
a La Catarsis: la defensa del hombre
de verdad, del hombre machorro, del hombre potente, del hombre de pelo en
pecho, pero también del hombre elegante, del hombre que te llama “Nena” o “Muñeca” y se lo perdonas porque él lo vale. En resumen:
la
defensa del HOMBRE con mayúsculas
(y no de esos yogurines
descafeinados que se ven hoy día por estas tierras)
Antes de nada me gustaría hacer referencia a un par de artículos de Arturo Pérez-Reverte que van un poco en la línea del tema que vamos
a tratar (Hombres como los de antes y Danti y Tomanti), y que no estaría mal que leyerais por encima para poneros en
antecedentes. Aunque huelga decir que el amigo Reverte toca el tema desde una
perspectiva mucho más sosegada que la nuestra…
Comprendednos: esto va
a ser un mar de hormonas rugientes.
(Más información sobre Pérez-Reverte y su masculinidad en el Celebrities correspondiente, por cortesía de los genios creadores de Muchachada Nui.)
Dejando a un lado los antecedentes
históricos del Hombre de Verdad
(entre los cuales encontraríamos al mismísimo Caracalla… pero esto ya escapa a nuestras competencias
y será tratado en entradas posteriores), vamos a centrarnos en la imagen que
del Hombre de Verdad nos ha ofrecido el maravilloso mundo del celuloide a lo
largo de los años.
No nos vamos a centrar en papeles concretos —porque eso daría
para una larga lista que también elaboraremos en algún momento—, nos vamos a
centrar en actores-icono, señores
que han mantenido su estatus de Hombres de Verdad a lo largo de toda su carrera
cinematográfica, señores que han despertado pasiones entre las masas. Obviamente,
muchos ejemplos quedarán fuera de nuestro análisis, pero muchachada, ¡para
gustos los colores!
Tal vez para empezar nuestro recorrido, el primer Hombre de
Verdad al que podemos hacer mención es a Charlton
Heston. Ahí es nada, ¡material del bueno! Un sex symbol de calidad, y para más inri, dos escopetas tiene: y es
que aquí el amigo fue presidente de la Asociación Nacional del Rifle. ¡Todo un
machote!
Pero dejando estos hechos fortuitos de lado, Charlton Heston
enseñaba patorra y brazaco (sin depilar, detalle
importante) en una época en la que el cine estaba poco acostumbrado a
personalidades masculinas de su talla. La escena de la galera de Ben Hur seguro que despertó más de un
suspiro en las salas de cine (por no hablar de efluvios de amor nuevamente), ¿y
qué cara no pondrían las señoras al verle besuqueando —sin lengua, eso sí; en
esta época los besos eran apretados, todo pasión contenida— los morros de un
mono en El planeta de los simios, con
ese erótico-festivo taparrabos?
Notad la inquietante mirada del figurante número 23482 en un segundo plano de la foto, mirada con la que os amenaza a vosotros y a toda vuestra familia con venir a comerse vuestras almas cualquier noche. |
Hay que señalar que el Hombre de Verdad no tiene solo su versión sucia y desharrapada: el Hombre de Verdad también tiene su versión de galán. Pero ojo, que el concepto de galán está hoy día muy desvirtuado: ser un galán no consiste solo en llevar traje, consiste en saber llevar traje. No sé si me explico…
El galán no se hace, se
nace (proverbio erasmista popular del que se
conocen múltiples versiones, como “El gañán
no se hace, se nace”). ¡La galantería es una verdadera filosofía de vida,
no es algo vacío, así, que se ponga en práctica al tuntún! Así pasa hoy día,
que tenemos múltiples galanes de chichinabo en nuestras pantallas, ¡y lo peor
es que lo permitimos gustosos! ¡Dejamos que nos engañen! ¡Y ninguno le llega ni
a la suela del zapato a gente como Clark
Gable o Cary Grant!
“Francamente, querida,
eso no me importa”. A nosotros tampoco nos importa nada, Clark Gable, mientras tu eterno
bigotito nos acompañe. Escarlata O’Hara no sabía lo que se perdía yendo detrás
del desnatado Leslie Howard teniéndote a ti en Lo que el viento se llevó, y no es de extrañar que te llevaras al
catre tanto a Ava Gardner (¡qué mujer!) como a Grace Kelly en tu versión
ligeramente más churretosa de Mogambo.
Malos imitadores te han salido a lo largo de los tiempos —no hay más que
recordar ese anuncio de Martini en que aparecía George ‘Nespresso’ Clooney
con un bigote sospechosamente similar al tuyo—, pero ninguno ha conseguido, ni
remotamente, hacerte sombra.
En lo que a Cary Grant
respecta, qué queréis que os digamos: la elegancia personificada. Y si no, a
ver quién lucía los trajes mejor que este hombre. ¡A ver quién es el guapo que
hubiera corrido con más gracia y salero delante de una avioneta que Grant en Con la muerte en los talones! ¡Hombre
por dios! Además, otro punto a favor de Cary Grant es que sabe llevar hasta las
canas, y sin perder un solo ápice de clase. Y en esto de las canas solo ha
habido uno capaz de recoger su legado y continuarlo… pero luego hablaremos de
él.
El caso es que: ¿pudo Grant haber vendido su alma al diablo
para conservar su elegancia hasta su último aliento? ¿Quizá descubrió el
secreto de la belleza eterna? ¿Llevaba pinzas puestas detrás de la cabeza, al
estilo Kent Brockman? Sea como sea, ¡bravo!
Pero antes de continuar, quiero que os fijéis en un detalle
de la foto de Cary Grant: el cigarrillo. Los galanes de antaño fumaban con estilo. ¿Qué es esa
invención de las cachimbas, tan en boga últimamente? ¡Cigarrillos portados en
elegantes pitilleras y encendidos a la antigua usanza, frotando dos piedras
con cerilla! ¡O pipas!
Ver a estos galanes fumar suponía un goce visual similar al
de verle el muslamen peludo a Heston, con eso os lo digo todo. Y, ¡amigo!, si
hay un tipo que se lleva la palma en la categoría de Galán de Cenicero ese es Humphrey Bogart. Y es que nadie, NADIE,
fuma como él. Para muestra, un botón:
Pero ya llevamos demasiados galanes de golpe: volvamos a
nuestro modelo de macho total, macho masculino de pelo en pecho.
Antes de dar un salto generacional que va a hacer que se nos
despeinen los pelos del sobaquillo todavía hace falta mencionar a varios
señores del cine clásico que han hecho las delicias de las féminas en papeles
más bien escabrosos, y quizá no tanto de machote salvador estilo Charlton
Heston.
Nos referimos, en primer lugar, al nonagenario Kirk Douglas. Aunque por edad
deberíamos haberle colocado antes que a Heston (Douglas nació en 1916, Heston
en 1923), lo hemos dejado para después por el simple y llano hecho de que el
tío SIGUE VIVO —las malas lenguas dicen que debe ser por la mala hostia que ha
ido acumulando a lo largo de los años—, y al paso que va la burra enterrará al
hijo. Y si no, al tiempo.
Dejando esto a parte, Kirk Douglas es todo un ejemplo de
masculinidad: quizá no sea el más guapo —aunque ese hoyuelo en la barbilla tan
característico le añade muchísimos puntos de carisma—, pero es un tío de
“aquí-estoy-yo-y-los-demás-que-se-quiten-o-les-muerdo-un-párpado-con-saña”.
¿Qué se puede decir de su Espartaco?
¡A todo personaje que interpreta le aporta un plus épico de hombría! Y si no,
que se lo digan a su coronel reivindicativo de Senderos de gloria o a ese Van Gogh turbio de El loco del pelo rojo.
Además, Douglas tenía el sano hábito de enseñar también
patorra y pechote, si bien no tan peludos como los de Heston, nada desdeñables.
Aunque si hay un actor que se lleva la palma en lo que a ser un hombretón respecta ese es Marlon Brando. Palabras mayores, señores.
Personaje polémico que despierta tanto amor como odio entre el público, el caso es que podríamos empezar y terminar esta entrada con él y su papel en Un tranvía llamado deseo (de hecho esa era nuestra primera intención: liarnos a poner fotos de Stanley Kowalski y regalarnos la vista, pero intuíamos que Erasmo no lo aprobaría).
Quiero decir:
QUIERO DECIR:
Pero bueno, como hemos prometido, esto no va a ser un
catálogo de imágenes en movimiento de Marlon Brando (OJALÁ). Aquí hemos
venido a reivindicar su valía como hombretón. Tiene bemoles que su papel de
Stanley Kowalski en Un tranvía llamado
deseo sea fuente de tantos suspiros, cuando en realidad el tío tiene una
patada en la boca bien dada, porque a cabronazo tampoco creáis que le gana
nadie. Pero… la suciedad, la mugre, el músculo, la actitud: gusta. Bien lo
sabía Elia Kazan, y si no a ver para qué tanto me pongo la camiseta, me quito
la camiseta, me desabrocho la chaqueta, me rompo la camisa y enseño espaldas en
esta escena, sonrío y quito el sentío’. Nada de esto es fortuito: ELIA KAZAN
SABÍA LO QUE SE HACÍA.
En resumidas cuentas, Marlon Brando es un Hombre de Verdad indiscutible.
Dejando a un lado —por mucho que nos
pese— a Stanley Kowalski, hay que decir que el que tuvo, retuvo. Y si no que se
lo digan a Vito Corleone. O que se lo digan a Francis Ford Coppola, que después
de echarse las manos a la cabeza viendo a Brando aparecer trofollísimo y rapado
para el rodaje de Apocalypse Now
seguro que acabó diciendo: “Si en el
fondo hasta así tiene un puntazo, el muy cabrón. No me puedo enfadar con él.”
Y es que Brando siempre ha sido ejemplo máximo de tiarrón, churretoso,
violento y con pinta de ser más bruto que un arao’, sí, pero tiarrón al fin y
al cabo.
Y llegó el momento de nuestro salto generacional. Muchos se nos han quedado en el tintero —Burt
Lancaster, Gary Cooper, Paul Newman, Robert Redford… y, por petición popular de
una loca local a la que no conocemos de nada, Laurence Olivier—, pero como
comprenderéis, si los mencionáramos a todos estaríamos aquí hasta el día del
Juicio Final.
El caso es que saliendo de la etapa clásica del cine, vemos cómo tanto los Hombres de Verdad
versión churretosa como los Hombres de Verdad versión galante empiezan a
escasear de manera alarmante.
Tan alarmante, de hecho, que de golpe y porrazo nos quedamos sin galanes. Como ya hemos
dicho antes, hay mucho pseudo-galán por ahí suelto que de vez en cuando se pone
una corbata y un traje, y con un “ahí me
las den todas” se planta en la alfombra roja intentando engañarnos
vilmente. Pero en La Catarsis no nos
la cuelan: lo sentimos mucho por George ‘Nespresso’ Clooney, por ‘All Bran’
Pitt, por Leonardo ‘Quiero mi Oscar’ DiCaprio y por todos sus congéneres
portada-de-revista, pero no cumplen los requisitos mínimos.
Antes de seguir conviene aclarar que la falta de galanes en
el cine actual viene provocada, en gran medida, por los medios de comunicación. La prensa, la televisión e Internet,
entre otros, están desvirtuando a pasos agigantados la imagen de las estrellas
cinematográficas de hoy día.
Tan pronto nos encontramos con una foto de George ‘Nespresso’
Clooney en bañador de florecillas acompañado de una escultural modelo mientras
se saca un moco en una terraza playera, como vemos a ‘All Bran’ Pitt recién
levantado tras una fiestaca hollywoodiense del copón con una ojeras hasta el
suelo, como nos sacan los trapos sucios de Leonardo ‘Quiero mi Oscar’ DiCaprio
y su adicción a olisquearle el ojete a los ratones cuando tenía la tierna edad
de 12 años.
Y no se puede luchar contra estas cosas: NO SE PUEDE. Los
galanes de antes estaban rodeados por un aura que los convertía casi en
personajes legendarios, inalcanzables. Los veías en una película y te hacían
los ojos chiribitas. Te salían la admiración y las hormonas en cantidades industriales
por todos los poros. Y para cuando sacaban sus trapos sucios, que solía ser una
vez estaban criando malvas, ya era tarde: el actor se había convertido en mito.
¡Y con razón!
Hoy día ves a cualquier actor en una película y tienes
clavada en la mente la imagen del último modelito hortera que te mueres que se
plantó para la ceremonia de turno de los Oscars, o, lo que es peor, a la
típica petarda que ha salido en una revista —tras cobrar una millonada—
diciendo que a Fulano De Tal le gusta cascársela viendo fotos de monos en monociclo.
Así, no.
Pero en fin, para qué regocijarnos en nuestras quejas hacia
la sociedad mediática de hoy día cuando podemos seguir alegrándonos la vista
con los últimos ejemplares de Hombres de Verdad que se pasean por la gran
pantalla de vez en cuando…
Como nexo generacional
entre lo clásico y lo moderno tenemos que poner a esa obra maestra de la
ingeniería humana que es Sean Connery.
Digno seguidor de Cary Grant en lo que a lucir la cana con
arte se refiere, también ha mantenido su atractivo a lo largo de los años.
Incluso nos atreveríamos a decir que HA INCREMENTADO su sex-appeal conforme ha ido pasando el tiempo.
¿Más pactos con el diablo? ¡No sabríamos decirlo!
Y es que aunque ya en tiempos de James Bond el hombre prometía (y mucho)…
… sin duda Sean Connery ostenta el título al Viejuno más atractivo de la Historia del
Cine. Con un porte que no tiene nada que envidiar al de Cary Grant, no solo
puede dárselas de galán sin que se lo reprochemos, sino que lo mismo se planta
un hábito de monje en El nombre de la
rosa como aparece en plan presidiario churretoso total con melenas en La roca. ¡Y con cualquier look que le planten está el señor divino
de la muerte!
Además, Connery es de los pocos que puede fardar de haberse
llevado a la guapa de la película al catre antes que el mismísimo protagonista
(preguntádselo a la nazi rubia de Indiana
Jones y la última cruzada). ¡Ahí es nada!
Siguiendo en la línea de Hombres de Verdad de pelo en pecho,
nos topamos ahora con ese innegable sex
symbol del cine contemporáneo al que Sean Connery le robó la guapa de la
película… ¡Harrison Ford!. Y el
señor Ford, si bien se adueñó de nuestros corazones desde un principio con Han
Solo en la saga Star Wars (la saga
buena, claro está, no la de Jar Jar Binks), donde explota al máximo sus cualidades
revoluciona-hormonas es en Indiana Jones.
No solo es guapo, va de guarreras, es hombre de pelo en pecho, y hace uso de una media sonrisa de esas tan peligrosas, sino que encima es arqueólogo. O sea, además de atractivo churretoso aventurero, es un tío culto: lo mismo le ves traduciendo latín o haciendo un calco de una tumba templaria que se lía a patadas con nazis o monta en elefante.
SI ESO NO ES UN HOMBRE QUE ME DIGAN QUÉ LO ES.
(Y se nos ve a las humanistas diciendo: “Oh, sí, declíname un sustantivo de la quinta, o mejor aún: CONJÚGAME
EL PERFECTO DE UN VERBO.”)
Pero vamos, que lo mismo nos da que nos da lo mismo verle
peleándose con Rutger Hauer en Blade
Runner, o disparando a clones y trabajándose a la princesa Leia (¿qué podía
hacer el pobre Luke, con lo desnataillo’ que era, contra un hombre de la talla
de Solo?): de verdad, nosotros no le hacemos ascos.
Y llegamos al final de nuestra exposición sobre los Hombres
de Verdad con otro actor, brutote como él solo, que ha hecho las delicias del
público femenino —y seguirá haciéndolas por muy gordo que se ponga— como es el
australiano Russell Crowe.
Si hablamos de Russell Crowe, desde luego, estamos hablando
de Máximo Décimo Meridio en Gladiator.
Ahí es nada, hay que ver cómo luce barba y musculatura el amigo. Bien lo siento
por Kirk Douglas, pero para gladiador potente, aquí el amigo Crowe…
Lo bueno de Crowe es que además no pierde su masculinidad, le pongan el papel que le pongan. Ya pueden mostrarnos al John Nash de Una mente maravillosa todo lo vulnerable y desorientado que quieran, que nosotros seguiremos viendo en él a un machote de los buenos. Esto es así, no puede evitarse. Russell Crowe, te lo has ganado.
Ya sea de héroe churretoso inglés en Robin Hood (ya podrán correr ríos de tinta sobre si estaba
demasiado trofollo o no para hacer el papel, que yo creo que es el mejor Robin
Hood desde el zorro de Disney —aunque las mallas pegadas de Errol Flynn nunca perderán su categoría de “legendarias”,
y nadie podrá negar que si la intención de Kevin Costner era parecer salido de un videoclip ochentero
de Bon Jovi, lo clavó—), de personaje bíblico en la próxima película de Darren
Aronofsky Noé, o de Javert en Los Miserables, Russell Crowe nunca
dejará de ser un Hombre de Verdad, con más o menos kilos.
Y es que, ¿quién dijo que los Hombres de Verdad tuvieran que
estar delgados? ¡Alabemos también el michelín bien puesto, hombre por dios!
Y hasta aquí nuestro desvarío de hoy. Esperamos que las damas
hayan llenado más de un cubo de babas con los señores aquí presentes, y que los
caballeros se hayan replanteado el canon estético masculino de la actualidad.
No nos culpéis por estar enfermas: Erasmo no lo hace. Nos
acepta en su seno tal y como somos, con nuestras virtudes, nuestro defectos, y
nuestros desajustes hormonales extremos.
Para terminar, y sin salir de la temática del Hombre de
Verdad que nos ha traído hasta aquí, quiero compartir con vosotros dos perlas de sabiduría stulta que hemos encontrado por
estos mundos de Internet, a saber:
2. Filosofía urbana por cortesía de APM?:
Dicho lo cual, ¡a pastar, muchachada!
[1]
Cabe
señalar que el pelo grasiento, mugroso, enredado, sucio… es un detalle
importantísimo en la imagen de macho machorro. No hay más que ver cómo el nivel
de sex-appeal de Aragorn se reduce
hasta límites insospechados cuando le ponen estilismo de rey, lo repeinan y le
cascan una diadema de Barbie Superstar al más puro estilo elrondiano.
¡BRAVO! ¡BRAVO!. Ayyy... ¿dónde se meterán estos hombres de pelo en pecho?. Madre mía, podíais poner una advertencia sobre que esta entrada se lea con una fregona al lado, o por lo menos una balleta, que los efluvios son mares de amores. Ay, qué decir, entro encantada a echarme unas risas en mis ratos ociosos y salgo riéndome más de lo que imaginaba. Gracias por vuestro trabajo, es genial. ¡Viva la stulticia!.
ResponderEliminar¡Has conseguido que cambie mi orientación sexual!
ResponderEliminarUsuario misterioso y anonimo salvaje apareció.
ResponderEliminarDada la miseria de la flipantidez y el estado de inaguantimiento del estado actual de Gladiator usuario decidió usar: "merendola"
- Resistencia de la Catarsis mucho bajó
- Catarsis usó "alabanza"
- Fue muy efectivo, usuario está paralizado.
¿Queréis usar una teoríball y atraparme? Resolved el siguiente acertijo:
De marmol la piel y de cuello las olas. Levanta cuadrados y sillones de corona castiga. Salta charcos de orillas de árboles repletas, el color carmesí sus manos alimenta.
¿Quién soy?
¡Hala! A perniciar por los valles del olvido de Finn Drannor
¿Acaso no podéis con mi acertijo, erasmistas? - Usuario misterioso y anónimo apareció. Usuario decidió usar: "pista":
Eliminar"Sabedor no soy de animales de hierro,
de humilde familia no provengo tampoco,
en libros me encontraréis como un loco
pues cuando valido no acierto sino erro.
¿Quién soy?"
Busquen, busquen pues. Se lo diré en inglés: "You Shall Not Pass"
PD: La respuesta no es Gandalf.
Seguid perniciando por lo valles del olvido de Finn Drannor.
Ya creía que no salía Russell Crowe y me asomaba la lagrimilla (y la baba con todos los demás).
ResponderEliminar¡Gran entrada con verdades como templos, si señor!
¡Ay que risa! Esta frase me ha llegao' al alma "mojar las enaguas con tus efluvios del querer" que manera mas fina y elegante de describir algo tan...*sin palabras*
ResponderEliminar¡Qué machos! Si señor, he de decir que no se como demonios he conseguido leerme TODA la entrada (no tenía final) pero es que no puedo estar mas de acuerdo, eso si que eran hombre, su carisma se transmite incluso a través de las fotos.
Por cierto otro momento que me ha llegado a sido el de "la inquietante mirada del figurante número 23482" ¡Ay Dios! Me harté a reír, aunque que decir de la mirada de cachorrillo del pobre Leo.
De entre todos los machos tengo que destacar a Marlon Brando y Russell "adfasgdfsgah" Crowe, ese hombre en "Gladiator" es un pecado personificado, la lujuria con patas, el macho de los machos... No sigo que sino no paro.
Y ahora después de decir lo bueno, viene mi indignación ¡DONDE C*ÑO ESTA KENNETH BRANAGH? ¿DONDE ESTÁ MI HOMBRE? Pues sepa señora que me lo pondré de avatar en twitter a modo de luto durante un par de día... Vergüenza debería darla...¡VERGÜENZA!
P.D: La entrada me ha encantado #fandondelasalla.
Estimada señorita, se merece Ud. una explicación:
EliminarMal que nos pese, Kenneth Branagh (al que confesamos amar con todas nuestras fuerzas -al menos yo-), no se incluye en ninguno de los dos grupos anteriormente mencionados (machotes y galanes).
Muchos de nuestros predilectos se han quedado en el tintero (¿ves por algún sitio a Gary Oldman, acaso?), pero no nos ha quedado más remedio que estructurar la entrada así, porque si no, jamás la hubiéramos terminado...
No obstante, estamos seguros de que en algún momento escribiremos una entrada donde Sir Kenneth tenga cabida, te lo prometo.
Applause. Mucho de eso. Por la temática, el estilo, por la elegancia, y por todo.
ResponderEliminarPERO, dos peros:
1.- Kirk Douglas antes que Paul Newman, no, no y no. ¿Por qué no?
Porque Paul Newman es de los POTENTES como galán:
http://expedientmeans.files.wordpress.com/2008/09/paulnewmanpicture.jpg
Porque Paul Newman es POTENTE como guarrote:
http://2.bp.blogspot.com/-ZfHdtrtJbOk/TVQyxiMM6vI/AAAAAAAABj0/ZbWRsS-YMBg/s1600/The-Sting-Movie-Paul-Newman.jpg
Y porque Paul Newman es POTENTE como madurito:
http://cinematicpassions.files.wordpress.com/2008/10/paul_newman20-20520-20cars.jpg
Además, no se depilaba como Kirk Douglas (que sí, que hacía de gladiador y ellos se depilaban, pero copón...).
Por otro lado, leo que no hay galanes actuales. Quiero dar la razón y a la vez no, porque al loro:
Michael Fassbender tiene su aquél:
http://i2.listal.com/image/2091253/936full-michael-fassbender.jpg
Pierce Brosnan ha sido el 007 más galán (y gañán, al mismo tiempo), desde época del mismísimo Sean Connery (además de madurar con cierta dignidad):
http://fivestrokeroll.files.wordpress.com/2010/11/pierce-brosnan-goldeneye-photograph-c10101844.jpeg
Dirán lo que quieran de David Tennant, pero es ante todo, un galán. Además, escocés, como San Sean Connery:
http://24.media.tumblr.com/tumblr_lm1hgswqWM1qfjt9qo1_500.jpg
Y bueno... Tony Stark, cuando deja de ser Tony Stark, podemos pensar que puede tener su aquél, ¿no?
http://www.accidentalsexiness.com/wp-content/uploads/2010/06/FP_5124959_Downey_Jr_Robert_MOE_060210.jpg
Hablando de superhéroes, me viene a la mente un machorro guarreras adaptable a machorro galán. O "cómo ponerle un traje a Lobezno":
http://movieposters.ie/wp-content/uploads/2012/10/hugh-jackman-les-miserables.jpg
Por último, pero no menos importante, y siguiendo con superhéroes que podían serlo, o no [véase "¡Qué ruina de función!" (noises off!), obra maestra del cine inteligente donde las haya, con nada menos que Michael Caine, Carol Burnett y quien ahora nos concierne]:
Machote:
http://www.chrisreevehomepage.com/images/portraits/chrisr.jpg
Galán:
http://topnews.in/light/files/Christopher-Reeve01.JPG
Perdón por hacer esto tan largo, pero ya sabéis como es esto, que uno empieza a mirar, a mirar, y...
¡SIGO QUERIENDO A MI SIR KENNETH BRANAGH! Ya lo he dicho... ¡EXIJO SEGUNDA PARTE DE ESTO SO PELANDUSCA!
ResponderEliminarAcabo de descubrir este maravilloso sitio... y me apunto a las peticiones en materia de superhéroes. Cuando estaba leyendo se me iba la mente una y otra vez a Robert Downey Jr, tanto en Iron Man como en Sherlock Holmes, y en Zodiac, demuestra que se merece un sitio... y Fases vender, y SOBRE TODO nuestro Lobezno, Hugh Jackman, que entraría en las dos categorías...
ResponderEliminarBendita recopilación de Hombres de primera calidad.
¡SIGO QUERIENDO A MI SIR KENNETH BRANAGH!
ResponderEliminarMary, 21 años, indignada desde 2012