A continuación presentamos una breve selección de síntomas absurdos que desarrollaremos en posteriores entradas:
1. Conocer la Erasmus
Face y sus derivados:
Lo relativo a la génesis y expansión de la Eramus Face será tratado detalladamente en entradas futuras. De momento, deléitense con la visión de la carusa de Erasmo en este retrato de Holbein (¡ay, qué bonico!).
2. Visionar compulsivamente capítulos de los Monty Python, La Hora Chanante, Muchachada
Nui y Los Simpson:
Lo cual puede derivar
en:
- Un uso peculiar del lenguaje que incluye la repetición de fórmulas tales como:
- I will not buy this record, it is scratched.
- My nipples explode with delight! (Ideal para romper el hielo en una conversación.)
- Super, super!
- Un empleo abusivo del sufijo –esco:
- Chichinabesco.
- Bufonesco.
- Síberet (no tiene –esco pero me la sopla: ¿¡esto es un blog absurdo o no, cojones!?)
- Un desarrollo de la insólita capacidad de relacionar cualquier momento de la vida cotidiana con una escena determinada de Los Simpson.
3. Tener cuenta en Tumblr:
Este síntoma es
fundamental, ya que Tumblr hace perder tal cantidad de tiempo que evita que el
individuo pueda convertirse en una persona útil para la sociedad. Además, su
contenido altamente absurdo derrite las neuronas que da gusto, dejando al
afectado en un estado de catatonia semejante al de Jack Torrance en El Resplandor.
4. Sufrir desviaciones de índole
sexual tales como la frutafilia y el
síndrome de la excitación auditiva:
Este
síntoma conlleva la adopción de costumbres estúpidas como la de besar manzanas
y usar pegatinas de frutas como complementos del atuendo diario. También, según
estudios recientes, se ha comprobado que la frutafilia ha dado lugar a un nuevo
género cinematográfico bautizado como “porno frutal” (seguiremos informando).
Excitarse oyendo
voces masculinas profundas tales como las de Jeremy Irons, Christopher Lee, Vincent
Price o Elvira Barba (“Hecatompedon,
Hecatompedon, Hecatompedon…”), lo que ha dado en llamarse “síndrome de la
excitación auditiva”, también entraría dentro de este apartado.
5. Manifestar una obsesión
compulsiva y malsana por el lenguaje:
Clara evidencia de
este síntoma es la práctica de torturar palabras (creando engendros de la
índole de hencuvridoh o boniquerriquez), el uso de expresiones
arcaicas de insulto (como no vales un pan
o so mesquino), y el ansia
irreprimible de escribir a la RAE pidiendo que se acepte el uso de determinadas
palabras tildadas (como exámen, certámen o catársis).
También se podría
incluir en este apartado la tendencia a traducir al inglés los nombres de
paradas de Metro y Renfe, tales como Four
Ways, Goodman the Good, o Ahundredpozuelos.
6. Tener una procedencia castellana o
centro-mesética:
Dicho síntoma
llevaría al individuo a profesar un amor incondicional por los mazapanes.
Y a besarlos. Y a
acariciarlos sensualmente mientras se les susurra al oído (¿oído?): “Ya pasó bonito, ya pasó… Shhh… Yo cuidaré de
ti”.
Los mazapanes tienen
alma.
7. Sentir la necesidad imperiosa de hacer el
gilipollas delante de una cámara:
Lo que explicaría (en
parte y solo en parte) la obsesión por los bigotes postizos, los bombines, y
los post-its pegados en la cara con palabras malsonantes escritas en ellos.
8. Tergiversar el arte:
Pasar
demasiadas horas encerrado en la biblioteca de la Facultad de Geografía e
Historia de la UCM, consultando libros y viendo PowerPoints de imágenes de arte
puede llevar a humanizar edificios viendo en ellos caras, o a descubrir
inquietantes parecidos entre personajes actuales y antiguos retratos.
Además, el amor por el arte y esta
tendencia a humanizarlo pueden llevar a que los individuos consideren a los
bustos de emperadores romanos como los más dignos candidatos al gobierno de su
nación, y únicos merecedores de su voto.
9. Frikismo general:
En
este último apartado englobamos todo tipo de síntomas relacionados con la
deformación absurda de los mundos del cine, el cómic, la música, etc.
- Hacer maratones cinéfilas de El Padrino, Indiana Jones, Harry Potter…
- Llevar muñecos de Iron Man o cubos de Rubik resueltos en la mochila.
- Dedicar más horas a visionar series de televisión que a comer, dormir, tener vida social y, por supuesto, estudiar. (De folleteo ya ni hablamos.)
- Ver cuatro, cinco horas, o las que se tercien de una obra shakesperiana en versión original sin subtítulos, sin enterarse ni de la mitad de lo que se está viendo, solo por el gusto de oír el pentámetro yámbico inglés en todo su esplendor.
- Disfrutar de hits musicales de calidad sin parangón, tales como los archiconocidos They’re taking the hobbits to Isengard o The Amazing Horse.
(Ideales para ser escuchados mientras se estudia para una oposición o se
hacen tesis doctorales1.)
- Etc., etc., etc.
Hale, ¡con dios,
humanistas!
[1] Sentimos comunicarle que si ha aguantado usted más
de 53 segundos de los respectivos vídeos, debería acudir a su médico de
cabecera y/o pedir cita con el psiquiatra más cercano a su domicilio. Dato de
interés: ¡en Ciempozuelos tienen dos psiquiátricos, no duden en visitarlos!
¡¡Jajajajaja!! ¡Muy bueno todo!
ResponderEliminarPD: síndrome de la excitación auditiva muy desarrollado en cuando a la voz original de Russell Crowe
¡Menos mal que los tienes cerca! (Los psiquiátricos, quiero decir)
ResponderEliminarSon las 5:52 del 24 de mayo. ¿Por qué publicamos con la hora de vaya ud. a saber dónde?
ResponderEliminaroh Good! why?
ResponderEliminarAy dios, que tengo de casi todo...
ResponderEliminarPingüino
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